El pasado jueves día 19 de junio, el ATENEO DE MÁLAGA hizo entrega de sus cinco MEDALLAS 2025 en un emotivo acto celebrado en la Sala Fundación Unicaja María Cristina. Entre los galardonados figura el presidente de la Academia Malagueña de Ciencias Fernando Orellana Ramos y la académica de número electa Mª del Carmen García Martínez.
Un año más, el Ateneo de Málaga concedió cinco MEDALLAS a destacadas figuras de la cultura y la sociedad civil malagueña: Manuel Bellido, María del Carmen García Martínez, Fernando Orellana Ramos, Arturo Díez Boscovich y Consuelo Gámez Amián. Con este galardón muestra su reconocimiento público a aquellas personas e instituciones que con su trabajo, esfuerzo, solidaridad y espíritu crítico hacen de esta ciudad un lugar mejor, y llevan con orgullo su nombre por el mundo. El acto estuvo acompañado por una serie de piezas musicales con intervenciones de Paula Coronas y Javier Ojeda. La presentación de la gala corrió a cargo de Celia Bermejo.
En el desarrollo de la gala, intervino el vocal de Patrimonio Marítimo Felipe Foj Candel que realizó una encendida semblanza de la Dra. María del Carmen García Martínez con las siguientes palabras: Mª del Carmen García Martínez, Maricarmen como le llaman sus amigos, es la primera científica proveniente del Instituto Español de Oceanografía (IEO) que ha ocupado la responsabilidad de la dirección del propio Centro Nacional IEO (desde febrero de 2024 hasta marzo de 2025), y que previamente lo fue del Centro Oceanográfico de Málaga (octubre de 2021 a febrero de 2024).
Licenciada en Biología por la Universidad de Sevilla y doctora por la Universidad de Málaga. Es coautora de la publicación Cambio Climático en el Mediterráneo Español, premiada por la revista RedLife. Es cofundadora del Grupo Mediterráneo de Cambio Climático (GCC) que monitoriza el Mediterráneo español a través del proyecto RADMED (RADiales del MEDiterráneo). Participa activamente en el programa de observación en el Golfo de Cádiz (STOCA). Puso en marcha el laboratorio de Cambio Climático del Centro Oceanográfico de Málaga, es la responsable de la implementación de un sistema de observación en tiempo real en la costa de Málaga (MARETO: Malaga Real Time Observatory).
A nivel internacional ha representado al IEO en el European Marine Board (EMB), organización que aglutina a 35 institutos europeos de investigación marinos. Ha liderado el European Marine Board Communications Panel, grupo de expertos europeos que promueve la divulgación de las actividades del EMB y aboga por la alfabetización científica (Ocean Literacy). Ha representado a España y al IEO en CIESM (International Council for the Exploration of the Mediterranean), POGO (Partnership for the Ocean Global Observation) y MONGOOS (Mediterranean Ocean Network of the Global Ocean Observation Systems).
Defensora del papel de la mujer en la ciencia, participa desde sus inicios en el proyecto “Oceánicas”, cuyo objetivo es divulgar el trabajo de científicas dedicadas al estudio de los océanos, tratando de generar vocaciones científicas en niñas y niños. Fue elegido como el mejor proyecto de divulgación de CSIC en su convocatoria de 2022 y fue seleccionado como una de las mejores iniciativas para el reconocimiento del papel de la mujer en la segunda edición de Talent Woman en Málaga. Es la investigadora principal de la “Coordination and Support Action: BlueMissionMed” que es uno de los proyectos Faro (Lighthouses) del Mediterráneo, con el que se persigue alcanzar uno de los objetivos de la Misión Océanos, que es el de reducir la contaminación en el mar Mediterráneo.
Recientemente ha sido seleccionada como una de las 100 mujeres “campeonas en la economía azul” y su historia se publicará en el libro titulado: “100 Women Champions in the Blue Economy”. Previamente fue elegida como una de las 10 mujeres que se presentaron en el evento Win Big celebrado en Roma a finales de marzo de 2025.
A continuación, hizo entrega de la Medalla ATENEO 2025 el Dr. Juan Antonio Camiñas Hernández compañero de institución durante muchos años. La galardonada tomó la palabra para agradecer esta Medalla en los siguientes términos:
Señoras y señores, miembros del Ateneo de Málaga, compañeras y compañeros de galardón, amigas, amigos. Muchas gracias Felipe por tu presentación, estoy abrumada por tus palabras. Es difícil encontrar palabras para expresar la emoción y la gratitud que siento esta noche al recibir este reconocimiento. El Ateneo de Málaga es, desde hace generaciones, un espacio emblemático de pensamiento libre, de debate ilustrado, de defensa de la cultura y el conocimiento. Por eso, este reconocimiento no solo me honra, sino que, además, me compromete.
Vivimos tiempos paradójicos. La humanidad ha alcanzado niveles de conocimiento sin precedentes. Estamos más conectados que nunca, con acceso a todo tipo de información en nuestras manos, con nuestros propios móviles, y, sin embargo, nos enfrentamos a una oleada preocupante de negacionismo, de desinformación, de sospecha hacia la evidencia, la ciencia y las instituciones. Lo vemos en el rechazo a los consensos científicos sobre el cambio climático, en el desprecio a las recomendaciones sanitarias, en la trivialización del saber experto. Todo esto no es solo una amenaza intelectual: es una amenaza para la vida democrática y para el bienestar de nuestras sociedades.
En este contexto, defender el conocimiento científico es un acto de profundo compromiso social e intelectual. La ciencia no es una torre de marfil. No se trata de fórmulas abstractas ni de datos lejanos: se trata de comprender el mundo para poder cuidarlo. Se trata de poner el conocimiento al servicio de la vida, del entorno, de las personas.
Y en esto, instituciones como el Instituto Español de Oceanografía, al que me honra pertenecer, y que he tenido el privilegio de dirigir, desempeñan un papel crucial. Desde el estudio de nuestros mares y costas hasta el asesoramiento directo a los responsables políticos, el Instituto Español de Oceanografía encarna una idea que hoy es más importante que nunca: que la ciencia debe estar presente en la toma de decisiones, que no puede haber políticas públicas eficaces sin una base sólida de evidencia, y que el rigor y la investigación son claves para afrontar los desafíos sociales, climáticos y ecológicos que tenemos por delante. Hoy más que nunca, necesitamos puentes entre ciencia y política. Y también entre ciencia y ciudadanía. Necesitamos recuperar la confianza, volver a explicar, volver a escuchar, volver a dialogar.
Este reconocimiento me emociona, sí, pero también me recuerda lo que nunca debemos olvidar: que nadie llega aquí solo. Somos fruto de nuestras vivencias. Vengo de una familia de clase media, trabajadora. Soy fruto de la educación pública. Por eso, quiero dar las gracias al sistema educativo que me ha traído hasta aquí. Y también, cómo no, a la gente que está en esas filas con mi nombre: a mi marido Manolo, a mis hijos (Carmen, Manuel y Eulogio), a mi madre (no creo que haya una persona con mayor inteligencia emocional que ella), a mi padre (que ya se fue, pero que hubiera disfrutado tanto de este momento), a mis hermanos, y al resto de mi familia, amigas, amigos y compañeras y compañeros.
Gracias a quienes trabajan con honestidad y pasión, a quienes siguen apostando por el conocimiento como herramienta de transformación y justicia. Gracias al Ateneo de Málaga por mantener viva esta llama. Y gracias a todas y todos ustedes por estar aquí, por creer que la ciencia importa, que la cultura importa, que el pensamiento importa. Sigamos defendiendo, juntas y juntos, el derecho a comprender. Muchas gracias.
Tomó la palabra a continuación el vocal de Publicaciones del Ateneo de Málaga, Juan Gaitán, que realizó una laudatio de la figura del Dr. Fernando Orellana, con las siguientes palabras: Autoridades, presidenta y presidente del Ateneo de Málaga, ateneístas, amigas y amigos, “Ojos claros, serenos, si de un dulce mirar sois alabados, ¿por qué, si me miráis, miráis airados?”. Perdónenme la imprudencia de empezar esta laudatio con los primeros versos del bellísimo madrigal de Gutierre de Cetina, pero uno solo es lo que es y cuando me encargaron la presentación de Fernando Orellana, un oftalmólogo, un científico, se me empezaron a juntar en la mente un montón de poemas sobre los ojos y la mirada, y ya no hubo forma de que pudiera parar.
Porque en mi mente bullía algo en lo que había pensado muchas veces, pero no terminaba de concretar, y parecía que ahora era la ocasión perfecta. Y aunque yo quisiera hablarles de ciencia y de un científico, solo era capaz de darle vueltas a la idea de que ya desde Platón los ojos fueron tratados en la literatura como el medio privilegiado para el enamoramiento, y que esta idea fue central sobre todo en la poesía provenzal y en el amor cortés, y que con el pasar de los años y de las diferentes filosofías, en el Siglo de Oro el ojo ya era una metáfora muy explotada para referirse no solamente al tema amoroso, sino también a asuntos de tema moral, religioso y hasta cómico, cosa que podía comprobarse con una breve visita a Quevedo, en cuyos poemas se pueden encontrar más de doscientas referencias a los ojos, o a Shakespeare, para quien el ojo tiene cuatro significados: es expresión del carácter del personaje, símbolo de la emoción humana, del poder y de la virilidad y el lugar donde emerge el sentimiento de culpa.
Y el errático hilo de mi pensamiento me llevó a la conclusión de que los ojos y la mirada son una fuente de inspiración y de curiosidad no solo para los científicos, sino para los artistas de todo el mundo y de todos los siglos, y recordé que el filósofo Peter Sloterdijk asegura que podrían considerarse como el prototipo orgánico de la filosofía, porque los ojos pueden ver, pero también pueden verse a sí mismos viendo. Pero esto lo había intuido antes y mejor Antonio Machado en “proverbios y cantares”, cuando dice: “El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas; es ojo porque te ve”.
Y, de repente, aquí, en estos versos de Machado, llegué a Fernando Orellana y a la ciencia, a su ciencia, porque caí en la cuenta de que muchos ojos siguen siendo ojos porque los vio Fernando Orellana, y porque, además de verlos, miró por ellos, en un ejercicio que casi podría ser una metafísica. Cuántos años, cuántos, lleva Fernando Orellana mirando por los ojos de la gente, mirando por nuestros ojos.
Lo ha hecho en hospitales, en su consulta, en países donde no había más que la voluntad noble de gente como él, que acudía allí a dar lo mejor que tenía, su ciencia. Porque Fernando es de ese tipo de gente que sabe que lo que no es dado es perdido, y él se ha pasado la vida dando. Nos ha dado mucho este hombre a quien, si lo miras a los ojos, lo ves todo con claridad. Hay un rastro indiscutible de bondad, de entrega a los demás, de humildad y de sabiduría en sus ojos. No es posible engañar a quien te mira a los ojos, y Fernando siempre, siempre, te mira a los ojos y ahí te ve y ahí lo ves, un hombre sabio y un hombre bueno, un ejemplo para los demás, cosa muy necesaria siempre, pero mucho más en estos días en los que parece que el mundo anda muy desamparado y ayuno de ejemplos.
Y entonces vi con total claridad que Fernando Orellana es merecedor de esta medalla por ser un científico, un humanista y, especialmente, por su entrega a la causa de la cultura desde la Academia Malagueña de Ciencias, entidad que preside desde 2016, pronto hará diez años. Por estas altas e irrefutables razones, MEDALLA ATENEO DE MÁLAGA 2025 para Fernando Orellana Ramos.
A continuación, hace entrega de la Medalla la Dra. Rosario Camacho, presidenta de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo. El presidente Orellana expresó su agradecimiento con las siguientes palabras:
Comenzaré dando las gracias, no por la medalla, sino por algo que, durante los últimos 59 años, ha contribuido a que las gentes de Málaga sean, seamos, más libres, más tolerantes, más solidarias y justas. Y ello promocionando, mimando, la CULTURA y defendiendo, a veces heroicamente, la libertad, la justicia, la igualdad, la diversidad, el pluralismo, la democracia y los derechos fundamentales. Una cultura amplia, verdadera, independiente, plural y respetuosa. Cultura, que lejos de estereotipos o tabús, engloba todos aquellos conocimientos que permiten desarrollar un pensamiento crítico. Que abarca el conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social o colectivo.
En todos sus ámbitos, porque la Ciencia también es Cultura. Cultura que siempre hay que compartir con generosidad. Como afirmaba Miguel de Unamuno, a quien la SMC invitó hace un siglo a Málaga: “sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe. Sólo la cultura da libertad”. Memoria agradecida, hoy, al centenar de ilusionadas y comprometidas personas “amantes de las ciencias, artes y letras” que en Asamblea constituyente fundaron, el 16 de diciembre de 1966, el Ateneo de Málaga, una “nueva institución de espíritu abierto, plural e independiente”. Gracias a las y los miles de ateneístas que lo habéis continuado después. Abiertos, generosamente, a la colaboración.
Málaga hoy es más culta, más sabia y mejor, en buena parte, gracias a vosotros. Seguís siendo imprescindibles, no sólo por la enorme cantidad de cosas que hacéis, también para continuar defendiendo cultura y libertad. Una cultura que no se limite a la oficialidad, sino que sea auténtica y completa. Una libertad, de pensamiento, de creación y de actuación, solidaria y comprometida con el bien para todos. Las libertades, la igualdad, los derechos, no se consiguen de forma irreversible y para siempre. Desafortunadamente están, lo vemos cada día, con demasiada frecuencia en peligro. Sin descanso, hay que estar vigilantes, defenderlos y luchar por ellos.
Recibir esta Medalla es un inmenso honor: por quien lo otorga, por la trayectoria de los premiados (García Galindo, Esther Cruces, La Casa Amarilla…), por los que hoy la han recibido: Manuel Bellido, María del Carmen García Martínez, Arturo Díez Boscovich y Consuelo Gámez Amián. Enhorabuena a todos. Es una distinción muy significativa para mí. Mucho. Con mucha emoción exclamo: ¡GRACIAS! ¡MUCHAS GRACIAS! Juan, Victoria, Miguel, JD, Ateneístas. Gracias autoridades, personas que me acompañáis y asistentes, por vuestra presencia.
Permítanme brindársela a mi esposa María José, mi apoyo fundamental en la vida y en todo lo que emprendo, a mis padres por los valores que me trasmitieron para intentar, ante todo, ser buena persona. A mis hijos e hijas y sus compañeros de vida; mis nietos, esperanza de futuro, mis hermanos, suegros, cuñados y familiares. A mis amigos y a mis compañeros de la Academia Malagueña de Ciencias.
Pero también se la quiero dedicar a un malagueño que quizás sea el español que más ha hecho por preservar y poner en valor el patrimonio cultural, artístico y monumental de toda España y de Málaga, sus edificios, su memoria en los archivos, su arte, su cultura vivida. Esta ciudad está en deuda con él. Tenemos el compromiso, consensuado pero dilatado por no sé qué mano negra, de rescatarlo de una sepultura en Madrid, en el suelo y sin identificación o exorno alguno, y traer sus restos a Málaga para darle digna sepultura de manera que pueda ser honrado en el malagueño Cementerio Histórico de San Miguel, junto a malagueñas y malagueños ilustres, como corresponde a un hijo predilecto de Málaga. Ricardo de Orueta, va por ti.
Y finalizo, expresando mi firme compromiso personal, al recibir esta maravillosa distinción, de trabajar más y mejor por nuestros objetivos comunes. De, como vosotros, continuar, altruistamente, haciendo todo tipo de esfuerzos por compartir el conocimiento y la cultura. Siempre al servicio de la sociedad y de las personas, luchando por un mundo mejor y más amable, para todos, especialmente para los que menos oportunidades tienen. Un abrazo, agradecido y lleno de emoción, a todos.
El acto finalizó con la intervención de Victoria Abón, presidenta institucional del Ateneo de Málaga y unas palabras de despedida de Celia Bermejo que dio paso a la interpretación de una nueva pieza musical final a cargo de Paula Coronas y Javier Ojeda.
La Academia Malagueña de Ciencias es una Corporación de Derecho Público, sin ánimo de lucro, fundada en el año 1872. Está dedicada al estudio, fomento y propagación del conocimiento científico. Forma parte del Instituto de Academias de Andalucía y es miembro del Instituto de España.
Más información: https://ateneomalaga.org/medallas-ateneo-2025/
https://www.diariosur.es/culturas/ateneo-malaga-premio-entrega-medallas-20250619234439-nt.html
junio 19, 2025