El pasado lunes día 16 de diciembre tuvo lugar una interesante conferencia/coloquio en el salón de actos de la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga (SEAP), organizada por la Academia Malagueña de Ciencias (AMC) en el marco de las celebraciones del MES DE LA CIENCIA EN MÁLAGA 2024. Participaron en la mesa junto al ponente, el profesor Pascual, el presidente de la AMC Dr. Fernando Orellana y el académico de número Dr. Federico Soriguer. El público abarrotaba el salón de actos, lo cual daba idea del inmenso poder de convocatoria que concitaba la cita. Varias personalidades acudieron a presenciar el acto, entre los que se encontraban el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, el presidente de SEAP, José Mª Ruíz Povedano, el Embajador de España, Francisco Carrillo Montesinos, la vicepresidenta de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, Rosario Camacho, y el vicepresidente 1º del Colegio de Médicos de Málaga, Andrés Buforn Galiana.
El profesor Pascual tiene un brillante Curriculum desarrollado en su mayor parte en diversos centros de investigación, universidades y hospitales de los Estados Unidos. En la actualidad es profesor adjunto de la Universidad de Texas Southwestern Medical Center en Dallas y de la Universidad de Texas en Dallas.
Inició su conferencia realizando un breve recorrido por el pensamiento filosófico durante el siglo XIX deteniéndose en algunas citas del pensador, poeta y pintor William Blake (1757-1827) interesado por el simbolismo: “el arte es el árbol de la vida; la ciencia es el árbol de la muerte” y “la imaginación es el único mundo real y eterno, del cual se derivan las sombras del universo vegetal en el que habitamos”.
Se pregunta a continuación: ¿Es posible que algo tan sublime y respetado como la ciencia pueda ser una fuente de infortunio o de confusión? O, para empezar de manera más convencional, ¿qué es la ciencia? Inmediatamente pasó a concretar la pregunta aplicada al caso de la Academia Malagueña de Ciencias: ¿por qué la Academia Malagueña se llama de Ciencias y no de la Ciencia? Y añade, siempre me ha llamado la atención la cantidad de definiciones que existen sobre la ciencia. Ya de por sí, el mismo hecho de que existan tantas definiciones indica que debe haber un problema. Una forma de descifrar el problema aparentemente oculto consiste, no ya en analizar las distintas definiciones para entender sus particularidades o diferencias sino, por el contrario, en definir qué es lo que todas ellas tienen de común, pues ahí es donde reside la fuente de falsedad. Independientemente de cómo se defina o cómo se conciba, debería quedar claro que, cuánto más abarque la ciencia, menos capacidad quedará para concebir el resto del mundo.
De hecho, se puede aducir que ninguno de los problemas que son realmente importantes al ser humano tienen solución científica: ¿quién soy?, ¿cómo debo comportarme, ¿por qué tenemos que morirnos?, ¿por qué hay tan poco entendimiento entre las personas?
La respuesta, desde luego, no está en cómo funciona el cerebro o cómo nos hace actuar el cerebro. Esto no es más que una falacia que ha hecho descarrilar a la llamada neurobiología cognitiva y a la filosofía desde muy al principio hasta el momento presente. Tales teorías no son más que un absurdo residuo de la metafísica del siglo XVI. Por ejemplo, los griegos no conocían la palabra “conciencia”. La división entre lo interno y lo externo, o entre mente y cerebro no es más que una forma de hablar anacrónica y estéril. Esta forma de hablar es completamente inteligible e inocua en las conversaciones de cada día, pero, aplicada a la ciencia, es enormemente perjudicial.
El objetivo de la imaginación científica es doble: uno descubrir fenómenos nuevos que no se conocen, simplemente describir cosas nuevas sin reagrupar los fenómenos de otra manera y no mezclarlos con elementos que ya se conocen; y por otra parte es abrir relaciones nuevas entre conceptos existentes. Esto hace que la ciencia avance. Son formas de abordar el impulso de la ciencia. Hay que tener para ello una capacidad de conocimientos enormes, por tanto, no es una cuestión imaginativa/creativa, sino que debe de estar basado en las fuentes de la imaginación científica que es el inmenso caudal de conocimientos científicos existentes.
En opinión del Dr. Pascual hay tres fuentes de la imaginación científica: (1) Fuentes de imaginación espiritual (simbolismo). (2) Imaginación naturalística, que surge simplemente observando la naturaleza; donde está uno y analizar lo que nos rodea, es una gran fuente de inspiración. Esta capacidad muy desarrollada con el romanticismo, se perdió con la irrupción del desarrollo industrial. (3) Conceptual, esto es la capacidad de relacionar conceptos diversos que ya existen, de algunas fuentes simbólicas, naturalistas, elementos que ya se conocen de cierta manera, simplemente tener la capacidad de combinarlos y llevarlos unos pasos más delante de forma que surgen nuevos elementos de mayor valor. Esta es la inmensa mayoría de la imaginación científica que se hace hoy. Conceptos que ya se conocen y descubrir nuevas formas de relación más interesante, más útil.
Concluyó invocando al futuro, convencido de que estos enfoques podrían cobrar la fuerza científica que han tenido en otros tiempos para poder tratar una serie de problemas grandes muy acuciantes de una forma radicalmente diferente.
Finalizada la exposición intervino el Dr. Soriguer para centrar el coloquio retomando el ejemplo de la naturaleza que había mencionado el Dr. Pascual. Resultó verdaderamente animada y creativa la conversación tomando como ejemplo la colorida cola del pavo real que, a decir del académico, no tiene ningún valor para la supervivencia pero que, sin embargo, tiene un valor estético atractivo para la hembra. Aseguró el Dr. Soriguer que “la cola del pavo real para los humanos es la imaginación”, esa que de una forma intuitiva fue apareciendo y que la evolución demostró que era favorable para nuestros intereses de especie y el que mejor la desarrollaba era el que más progresaba. Esa imaginación se plasmó, por ejemplo, en las paredes de las cuevas prehistóricas que sin duda revolucionaron las formas de expresión.
Hubo más aportaciones del público y nuevas aportaciones de la mesa que arrojaron luz al concepto de imaginación científica.
diciembre 19, 2024