La Academia Malagueña de Ciencias ha celebrado la clausura del curso 2023/2024 con un acto público en el que impartió una conferencia el ex Rector de la Universidad de Málaga Dr. D. José Ángel Narváez Bueno.
El acto celebrado en la tarde del martes 25 de junio en el salón de actos del Rectorado de la UMA, ha estado precedido por una Asamblea General Ordinaria de la institución en la que se ha analizado el desarrollo de la actividad durante el presente curso, así como el estado de su tesorería. En materia de honores, se ha aprobado por unanimidad otorgar la PLACA DE HONOR a la Facultad de Ciencias de la Universidad de Málaga con ocasión de la celebración del 50 Aniversario de su creación.
La sesión de clausura encabezada por el presidente de la AMC, Dr. Fernando Orellana Ramos, consistió en una conferencia impartida por el ex rector Dr. José A. Narváez Bueno en la que disertó sobre los diversos aspectos de la educación y la formación a todos los niveles, bajo el título: “Repensar la Educación”. La presentación del interviniente corrió a cargo de la Dra. Adelaida de la Calle Martín, también ex rectora y ex consejera de la Junta de Andalucía, quién realizó un emocionado panegírico del conferenciante con el que compartió responsabilidades en el rectorado de la UMA y que fue un cercano y eficiente colaborador.
El Dr. Narváez comenzó estableciendo lo que serían las líneas maestras sobre las que transcurriría su discurso y que no se centrarían, única y exclusivamente, en la educación universitaria de forma que realizaría su exposición como una serie de ideas para compartir con los miembros de la AMC como sociedad civil que es y en cuyo seno se pueden desarrollar discusiones fructíferas. “Yo creo que la Educación es un CONTÍNUO a lo largo de toda la vida. Comienza en la guardería y termina cuando uno quiere que termine. Nos encontramos con una sociedad en la que existe una serie de retos y circunstancias que son cambiantes -y que de hecho están cambiando- y hemos de adoptar una postura clara para poder construir una sólida e integral carrera universitaria o la propia educación infantil, primaria y secundaria de niñas y niños”.
Se adentró, a continuación, en algunos retos derivados del uso de la tecnología y de las ventajas y amenazas que conlleva un mundo excesivamente tecnificado y en las llamadas habilidades duras y blandas: “No podemos minusvalorar la irrupción de la tecnología en el mundo de la enseñanza. Con la llegada de la pandemia, empezamos con el teletrabajo en la universidad, la tele enseñanza, comenzamos también con las prácticas on line. La tecnología ocupó un papel fundamental, pero era porque la tecnología ya estaba disponible en la universidad a la semana de iniciado el confinamiento. Todos los profesores comenzaron inmediatamente a impartir clases on line, además de ser clases contrastadas, lo que significa que ya estaba implantado el MUNDO TECNOLÓGICO. Con ello aseguramos que el Curriculum de las carreras se impartió con todo rigor en las materias troncales y sustantivas de cada una de ellas. Lo que podemos llamar las habilidades duras”.
Destacó la importancia estratégica que tienen para la formación integral del estudiante ciertas materias que no se contemplan habitualmente como esenciales en el currículo académico: “Pero tenemos que desarrollar otras habilidades blandas, no menos importantes, para saber integrarse plenamente en la sociedad y en ellas hemos de centrarnos con mayor implicación en la universidad. Hay otros retos sociales, como puede ser la IGUALDAD. Tenemos que formar a nuestros jóvenes y darles herramientas para poder gestionarla adecuadamente en igualdad de condiciones. También debemos esforzarnos en formarlos en la SOSTENIBILIDAD. Ofrecerles la posibilidad de configurar -de forma voluntaria- un itinerario formativo en igualdad o sostenibilidad, para que sepan a lo largo de su ejercicio profesional cómo manejar esta actividad. Para que, además de ser buenos ingenieros, químicos, matemáticos, filósofos o historiadores, hayan trabajado convenientemente esas habilidades blandas que les darán una mayor capacidad para encontrar un puesto de trabajo adecuado a sus perfiles”.
No menor importancia dio el Dr. Narváez a la formación en otras habilidades que se pueden encuadrar en el concepto genérico de los valores: “También hemos de formar a los estudiantes en VALORES. La ética y los valores sociales son herramientas que cada vez son más importantes. Es claro que la tecnología va generando desigualdades que antes no existían, más dramáticas, si cabe, que en otras circunstancias. No se trata de que pongamos asignaturas sobre la materia, sino que ese ejercicio de la presencialidad, ese ejercicio en la actividad social, en el voluntariado y en las actividades afines sirva para que los estudiantes vayan creando esa formación social integral que les permita percibir con mayor claridad la propia evolución social. Nos hemos olvidado de que son herramientas fundamentales para vivir en una sociedad solidaria en la que quepamos todos”.
No olvidó realizar profundos comentarios sobre la importancia de la investigación en la universidad, no solo por el retorno que ofrece a la sociedad sino también como elemento fundamental de mejora en la calidad de la enseñanza: “Indudablemente en esta formación blanda hay otra serie de aspectos que en la Universidad no las orientamos como elementos fundamentales. Una de ella es la INVESTIGACIÓN. La gran ventaja de que un profesor sea investigador es que la actividad investigadora le da un perfil completamente diferente cuando tiene que trabajar con la ponencia. Así, es capaz de transmitir la ciencia de forma diferente, entender las cosas de forma diferente, explicar las cosas de forma diferente, y relacionarse con el alumnado de forma diferente. Porque la investigación también tiene que ser una herramienta de formación de los estudiantes, para poder abordar con mayor solvencia las cuestiones que se le vayan presentando a lo largo de su vida profesional”.
Por último, la CULTURA es una herramienta de formación potentísima a la que no se le ha prestado la importancia que realmente tiene. Se ha intentado desde las universidades formar en cultura para que los estudiantes sean mejores ciudadanos y que la sociedad tenga mayor capacidad de decisión. En la universidad tenemos que consolidar esta actividad para que sea formativa y no considerarla como una curiosidad individual ajena a la formación integral.
No quiso olvidar el ex rector la dedicación que tuvo a la reivindicación de la formación profesional y los esfuerzos que dedicó para acercarla a la universidad: “Hay que hacer un esfuerzo en la promoción de la formación profesional, donde la capacidad de empleo es mucho mayor; incluso sucede que hay estudiantes que se equivocan en la ruta universitaria que han elegido y prefieren reconducir su itinerario hacia la formación profesional. Hay que facilitarles este cambio en los itinerarios y no forzarlos a que tengan que reubicarse en el punto de partida permitiendo así que malgasten el tiempo invertido en una trayectoria abandonada”.
Terminó destacando la importancia que tiene que desde la academia se promuevan discusiones que aporten luz a estos debates: “Estos ámbitos de la sociedad civil que son las academias, son lugares en los que se puede hacer un debate sereno y libre, y así pueden aportar alternativas al reto que se nos presenta. Tenemos la responsabilidad de abrirnos a la sociedad y mimetizarnos con la sociedad, pero también hemos de liderar y de aportar a la sociedad soluciones”.
Concluyó el conferenciante haciendo un canto a la trascendencia de la enseñanza como vehículo inmejorable para alcanzar una sociedad mejor: “La educación es la única esperanza que tiene la sociedad para tener un futuro mejor. No hay ninguna más. Nuestra responsabilidad es que nuestra estrategia, nuestro camino sea el adecuado para poder construir ese futuro que todos deseamos”.
El acto de clausura finalizó con unas palabras del presidente de la AMC, Dr. Fernando Orellana Ramos, quién recordó algunos compromisos en los que la institución está fuertemente implicada y que se concretan en: (1) la permanente reivindicación del derecho de disponer de una sede propia; (2) la consecución del reconocimiento de Odón de Buen y del Cos como HIJO ADOPTIVO de la ciudad de Málaga, procedimiento que fue interrumpido por la guerra civil; (3) culminar con el procedimiento administrativo para que se trasladen a Málaga los restos de Ricardo de Orueta. Terminó su intervención renovando el compromiso de servicio de la institución que preside, independiente, desinteresado y riguroso, a la sociedad y las personas, a Málaga y a la Ciencia, buscando siempre una sociedad mejor, más justa y solidaria.
En el salón de actos se respiró un extraordinario ambiente en el que se palpaba la satisfacción por haber culminado un curso académico cargado de actividades que tuvieron una magnífica acogida por la sociedad malagueña, así como por la virtual sociedad digital.
junio 25, 2024